JL Morán-López, A. Calles
En catorce meses, el número de personas infectadas con SARS-COV-2 ha alcanzado más de 159 millones y, de ellas, más de 3 millones han resultado fallecidas. Ahora existe un consenso sobre que las gotitas de saliva transportadas por el aire, que se producen al hablar, toser o estornudar por personas infectadas, son una de las vías más probables de transmisión de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Las gotitas expulsadas pueden medir entre 0,4 y 450 μm de diámetro. Una vez que las gotitas están en el aire, están sujetas a las fuerzas de gravedad y fricción del aire que dictan su movimiento. A través de estudios aerodinámicos exhaustivos se ha demostrado que las gotitas de aerosol (menos de 5 μm) pueden permanecer en el medio ambiente durante períodos de tiempo muy largos y ser transportadas por las corrientes de aire. Las gotitas más grandes tardan menos tiempo y aterrizan dentro de un círculo de 1,5 a 2 m de radio. De importancia clave es la distribución del tamaño de las gotitas y se han realizado muchos esfuerzos para caracterizarla. Al modelar la producción del número de gotitas de saliva con distribuciones log-log gaussianas, se estima la carga virial de las gotitas expulsadas en función del tamaño de la gotita. Suponiendo una densidad viral constante, estimamos la cantidad de virus liberado al ambiente. El uso de mascarillas reduce drásticamente la cantidad de gotitas emitidas al aire por una persona infectada y que son inhaladas por una persona sana. Destacamos la gran importancia de utilizar una protección facial adecuada para minimizar la transmisión de COVID-19 y reducir el número de muertes debido a esta enfermedad.