Jennifer H. Martin, Anthony Russell, Trisha O'Moore-Sullivan y Johannes B. Prins
La planificación del momento y la dosificación de la insulina en relación con la alimentación es uno de los problemas más difíciles a los que se enfrentan las personas con diabetes. Los recientes esfuerzos por mejorar la calidad de vida en esta área se han centrado en el desarrollo de diferentes modos de administración de insulina, evitando así las inyecciones subcutáneas y desarrollando nuevos análogos de la insulina. Se han desarrollado tecnologías de administración por inhalación y por vía bucal, que han superado esencialmente algunos de los difíciles problemas farmacocinéticos relacionados con las moléculas de péptidos grandes, aunque siguen existiendo algunos problemas clínicos. Se han producido avances en los aspectos prácticos del tratamiento de la insulina, como glucómetros más precisos y menos costosos, nuevas alternativas de administración como bombas implantables, y otros desarrollos en proceso, como la sustitución de islotes y genes para la enfermedad de tipo I. Sin embargo, todas estas opciones más nuevas tienen limitaciones y, en la actualidad, la administración subcutánea es la única opción real para la mayoría de las personas. Los análogos de insulina han sido hasta ahora relativamente decepcionantes en términos de mejora de la mortalidad y la morbilidad, aunque para algunos pacientes la capacidad de alterar la dosis de insulina en función del tamaño de la comida planificada o la reducción de los tentempiés entre comidas ha sido útil. Además, existe una cuestión aún desconocida sobre la seguridad a largo plazo. Esta revisión analizará los principales problemas clínicos que rodean a los nuevos análogos de insulina en relación con la eficacia y los efectos secundarios.