M Sukumar, M Sundar y M Sivarajan
El protoplasto se preparó a partir de Penicillium chrysogenum y se confirmó mediante observación microscópica; se infundieron cepas de Penicillium chrysogenum y se regeneró el protoplasto. La penicilina se produjo mediante el método de fermentación. El ADN se aisló de Sclerotium rolfsii y se caracterizó por electroforesis; el protoplasto de Penicillium chrysogenum se transformó con ADN de Sclerotium rolfsii. La penicilina se produjo a partir del protoplasto transformado de Penicillium chrysogenum y, por último, se utilizó HPLC para cuantificar la penicilina. La penicilina se aisló, se purificó y se inyectó en animales de experimentación, donde se descubrió que no solo curaba infecciones, sino que también poseía una toxicidad increíblemente baja para los animales. Este hecho marcó el comienzo de la era de la quimioterapia con antibióticos y de una intensa búsqueda de agentes antimicrobianos similares de baja toxicidad para los animales que pudieran resultar útiles en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Los mohos Penicillium y Cephalosporium producen antibióticos betalactámicos como la penicilina y la cefalosporina y sus parientes. También producen la molécula base para el desarrollo de antibióticos betalactámicos semisintéticos, como la amoxacilina y la ampicilina. Los betalactámicos se utilizan para tratar aproximadamente un tercio de los pacientes ambulatorios con infecciones bacterianas.