La obstrucción intestinal neonatal es una de las emergencias quirúrgicas comunes en los recién nacidos. Puede deberse a una variedad de afecciones, que incluyen atresia y estenosis, páncreas anular, malrotación, quiste de duplicación, íleo meconial, síndrome del tapón meconial y síndrome del colon izquierdo neonatal, etc.
Estimaciones recientes sitúan la incidencia en 1 en 2000 nacidos vivos. Los 4 signos cardinales de obstrucción intestinal en recién nacidos son polihidramnios materno, emesis biliosa, falta de evacuación de meconio en el primer día de vida y distensión abdominal. El manejo exitoso depende del diagnóstico oportuno y la intervención adecuada. una anamnesis y un examen físico precisos, corroborados por estudios radiológicos sencillos, suelen llevar al médico al diagnóstico correcto. Afortunadamente, las perspectivas para los bebés que se someten a cirugía por obstrucción intestinal son excelentes. Un recién nacido que vomita bilis (emesis color espinaca) puede tener íleo por sepsis o enterocolitis necrosante, pero la obstrucción intestinal proximal es una posible etiología. El médico debe estar atento y no pasar por alto las siguientes catástrofes potenciales